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domingo, 7 de mayo de 2017

MÚSICOS, POETAS, RELOCOS | Piero Bustos Y Delpueblo Y Delbarrio: Harta Música, Harta Historia


Allá por el 2004 y hasta el 2009 existió en Lima, Perú un órgano alucinante del cual tuve el honor de formar parte. La recordada Revista Freak Out!. Era un medio dedicado a las músicas alternas y rollos adyacentes. Recuerdo que en el primer número de Marzo del 2004 se hizo un súper dossier a Slowdive y Mojave 3, hoy de actualidad en nuestro país debido a su próximo concierto. Entrevistamos a los psicodélicos Pastizal e incluso se publicó un extenso artículo con discografía comentada de los ibéricos Los Planetas. Freak Out! era tan descojonante y rompe cerebros que en un mismo número podías encontrar reseñados a proyectos tan dispares como Líbido y Autechre, Miki González y Hecker. Vaya hermoso sueño que fue mientras duró la Freak Out! En mi opinión la etapa más elevada fue la dirigida por Hákim de Merv. El resto es historia...

Recuperando un poco de esa leyenda, compartimos en el blog Perú Avantgarde parte del dossier dedicado a los fundacionales y filo-terroristas DEL PUEBLO DEL BARRIO (publicado en F.O.! allá en el 2005). Precursores de toda la movida subte ochentera que hoy es propalada/analizada vía sendos libros, reportajes y exposiciones en Museos, diarios, TV., etc. Del Pueblo estuvieron siempre mucho más allá de eso. Lejos de la bastardización de la kooltura. Disfrútenlo chicos de aluminio que "no tenemos nada que perder ya estamos perdidos" (Aloardi dixit).


Cualquier pretexto es bueno para conversar con Piero Bustos. Por más de 20 años, el músico ha sido el motor que mueve a ese ente llamado Del Pueblo Y Del Barrio, empeñado desde siempre en resaltar la identidad mestiza que nos caracteriza pero que muchos pretenden soslayar. Esta vez, la excusa para repasar su intensa y controvertida trayectoria (vinculada a nombres, ideas y hechos sobre los cuales cada quien tendrá su propia opinión) es la edición de un disco que recopila parte de su extenso repertorio.

Interrogatorio implacable: Fidel Gutiérrez, Danny Calderón y Antonio De Saavedra
Torturado por la trascripción: Fidel Gutiérrez
Fotos: Archivo Freak Out! y Pedro Cárdenas

FO!: Tu nombre verdadero no es Piero, sino Agustín.
PB: No. Tampoco es Agustín. Eso lo van a saber cuando saque mis discos solistas.
FO!: ¿Y por qué Piero? ¿Por los lentes, por lo del cantante argentino?
PB: Los palomillas de la esquina siempre te trataban de joder, de molestar con lo clásico: “Piero” o “Lennon”. Esos patas lo decían y luego se escondían. Un día me preguntaron, la gente que no me conocía, “¿cómo te llamas?”. “Yo me llamo Piero”. Entonces esos tipos piensan que yo realmente me llamo Piero. ¡Habían pensado que su broma me iba a cagar, pero no fue así! O sea, estaban hasta las huevas (risas).
FO!: ¡Ah ya! O sea que también es para despistar...
PB: Tengo una partida vieja que indica que yo tengo un papá, un tipo que se llama Pedro Bustos, entonces de Pedro a Piero está más o menos cerca. Eso lo descubrí después. Agustín es un nombre que mi mamá escogió para mí, pero a la hora de registrarme en la partida no figuró por ningún lado...
FO!: ¡Entonces no tienes nombre! (risas)
PB: Creo que ésa es una de las cosas que me han salvado de la represión de los 80s, porque no sabían qué nombre tenía en realidad para agarrarme. Siempre he sido un seudónimo.
FO!: Para seguir con lo de tu infancia, ¿lo que cantas en “Yo No Quiero Estudiar” corresponde a tu vida? ¿Decepcionaste a tu familia al optar por ser músico?
PB: Mi mamá iba a trabajar como empleada a una casa tradicional de La Victoria, un barrio antiguo. En las familias antiguas (en realidad hasta ahora) no aceptaban mucho a una mujer con hijos para trabajar. Te ponen peros. Pero cuando te aceptan, te adoptan como si fueras parte de esa familia. Entonces mi falta de identidad paterna la llené con un señor de esa familia al que le decía papá. Ésa fue mi familia, y allí me eduqué pues en lo que es la palomillada. Un día, creo que cuando tenía siete años, me levanté y vi un piano ahí. Plin, toqué una vaina y ahí me cagué. Al día siguiente ya no estaba allí. Me dijeron “tu tía se lo ha llevado”, pero yo ya estaba cagado, porque allí había escuchado dos sonidos de ejecución mía, de tal manera que a los doce, cuando acompaño a la que digo que es mi hermana a que estudie guitarra, me pongo mosca y comienzo a aprender más que ella. Es ahí donde tengo acceso a una guitarra y comienza lo que se llama la Perdición, que es como le dice la familia. A los catorce años, más o menos, hago música con otros chicos de mi edad que vivían por ahí: música criolla.
FO!: ¿Tú vivías en la Casa Alzamora, donde fabrican mesas de billar?
PB: Claro, yo he crecido entre mesas de billar. A mi jato iban los bravos: hacían jugadas de fantasía, hacían que las bolas salten, carambolas increíbles. Eran los bravos, pues. Mi viejo era el oficial de la Federación de Billar. Por ese lado, y también por el sacrificio de mi vieja, no he tenido, como otros compañeros de música, carencias económicas. No he sentido esa pegada porque mi hogar sustituto cumplió a cabalidad con mi educación. O sea, fui a los colegios, pero lógicamente no terminaba en ninguno, entonces de ahí la canción “Yo No Quiero Estudiar”.
FO!: ¿Trabajabas en esa fábrica?
PB: Trabajé en la fabrica unos meses, y siempre que manufacturaba algún producto estaba recontra aburrido y pensando en que quería caminar, estar en la calle, y es ahí, en Matute, mi barrio de La Victoria, donde encuentro una mancha interesante. Ahí me datearon que en la parroquia había guitarras de la puta madre. Todas eran Falcón. Entonces a la parroquia fui, igual que muchos de nosotros, para poder tocar esas guitarras. Ahí es donde me encontré con El Gallo (Alfredo Cal), que llegó a ser baterista de Delpueblo; con Toño Lértora, que llegó a ser tecladista, y me encontré con los “Bagres”, que son los que aparecen en “Yo No Quiero Estudiar”. Con ellos, con esa manchita de gente, los chibolos rockeros de cualquier esquina, cantábamos tontería y media. Todos eran compositores callejeros. O sea, recreaban las canciones conocidas. Yo No Quiero Estudiar/Yo No Quiero Trabajar” salió de tres acordes que puse y de repente todos empezaban a cantar ese coro. Inmediatamente hice el cuerpo de la canción, y cuando la estrené allá en el parque, puta, parecía que había logrado algo. Te estoy hablando del 82.
FO!: ¿Antes de que existiera Delpueblo?
PB: No. Pero parece que encarné el sentimiento, porque se convirtió al toque en ese himno que todos allí querían cantar: “a ti te gusta cantar, te gusta escribir, déjate de huevadas, ¡vamos, adelante!”. Por eso es que cuando grabamos el disco llevé a todos esos patitas a cantar, y el coro de chicas es de la parroquia.

Posesiva De Mí


FO!: ¿A Delpueblo llegas cuando el grupo ya estaba en formación? Porque Jorge Acosta (ex integrante de la banda) dice que el grupo se formó en un local partidario.
PB: No, no, el Negro está herido, habla huevadas (risas).
FO!: ¿Cuál fue el origen, entonces?
PB: Aparte de la música criolla que hice y de la música en la parroquia, en los coros, también hice folklor latinoamericano, con gente que había seguido los pasos de otros grupos, como el de Richard Silva, que sabía que había estado en Europa. Fue uno de los primeros que tuvo un grupo de folklor latinoamericano y se fue allá. Yo ni sabía quién era, pero sí sabía que tenía un grupo. Entonces todos me hablaron que ese pata se había ido a Europa. Como yo también quería meterme ahí, estuvimos haciendo un año un folklor bastante desenfadado, porque, en primer lugar, no nos disfrazábamos con poncho, nada de esa vaina que hacían los de la “Nueva Canción”. Tocábamos versiones libres. Me fui a Puno, a Cuzco, con esa onda de la juventud de recorrer mundo con la guitarra al hombro. Pero luego, los de mi grupo se consiguieron sus gringas y se fueron al extranjero. La “camarada” de esa época, que era iraní, me decía “pero si allá vas a estudiar música y vas a poder hacer más cosas”. Pero me chupé. Era 1980, tenía 20 años. Para joderlos, les dije que tenía muchas cosas por hacer acá y se cagaron de risa. Pero ahora, cuando vienen, el que se caga de risa soy yo y me tienen que invitar chelas. Son gente que tiene carros, tres divorcios, hijos, una vida europea sin vicisitudes económicas y vienen acá a acordarse de cuando eran chibolos. Ellos se fueron, entonces me dicen que Richard había llegado desde Europa. Vino hecho una loca. Usaba zapatillas chinas, tenía un africa look grandazo y lentes redondos. Era un zambo de mierda, nomás que se había sofisticado. En Europa conoció la liberación espiritual. Acá había sido un izquierdoso, pero allá cambió su concepción del mundo.
FO!: Entonces Del Pueblo no se formó en un local partidario. ¿Dónde fue exactamente?
PB: Quedamos en hacer algo el día de mi cumpleaños. Vino Ráez, un charanguista y un cajonero. Ahí salió la onda. No sabíamos qué nombre ponerle. Alguien propuso “Los Cinco Del Pueblo”, pero ese nombre era muy folk, así que quedó como Delpueblo, todo junto. Así salió, el 22 de septiembre de 1981, con unas causas y un relleno (risas).
FO!: ¿Cuándo fue el primer concierto de Delpueblo?
PB: Fue en la peña Valentina, de La Victoria. Nos mandamos allí, ante la algarabía de la gente que nos conocía y que sabía que ya estábamos ensayando, pero que no sabía qué cosa íbamos a tocar. La primera aparición de Delpueblo fue 80% instrumental. Uno de nuestros fundadores fue Enrique Ráez, tío de Rafo: un criollo subterráneo, un borracho de la puta madre. Ese huevón tenía los dedos tajados por su vida de lumpen. Un día estábamos caminando con él y entonces ve un turrón en una vitrina, se mete un salto, lo saca y se va corriendo. Hacía ese tipo de lumpenería, pero tocaba como la puta madre, sabía armonía y le dio un carácter a la primera formación de Delpueblo. Había un buen trabajo, con harto charango, con un repertorio como el que están haciendo ahora Los Cholos: reivindicando el folklor subterráneo, ése que no se toca mucho, porque queríamos joder a los que hacían folklor latinoamericano y tocaban cosas de Bolivia.
FO!: ¿Y cuál fue el primer concierto en el que alternaron con grupos de rock?
PB: Un concierto en el estadio Santa Lucía, por Barrios Altos. Creo que Temporal también tocó. El 83 empezamos a tocar en los conciertos del grupo Kloaka (grupo de poetas y artistas) y de ahí más gente empezó a parar la oreja. Por entonces, con gente de teatro, y ya con el Negro Acosta, teatralizábamos las canciones. En una de ésas, nos ve la gente de la revista Ave Roq y se enamoran de la vaina. Ellos nos llevan a tocar a la Concha Acústica de Miraflores a fines del 84 con Narcosis, Leuzemia y TV Color, que era la banda del Chino Chávez y de Danai, que estaba bien rica (risas). Sale Delpueblo y los punks que estaban allí dicen “estos son hippies” y empiezan a tirarnos huevadas. En una de ésas, me cae una papa (risas). Tocamos “Yo No Quiero Estudiar”. A la tercera canción ya habíamos callado al público, porque uno de nosotros sacó un troncho gigantesco, otros salieron disfrazados. De ahí tocamos en el colegio Los Reyes Rojos, y el 85 en Rock En Río Rímac. La gente nos tiraba los vasos. Ante eso, hicimos que Yolo Flores (integrante de la banda) tocara sus canciones del recuerdo, de la Nueva Ola (risas). Nos sacaron la mierda en varios fanzines por querer ser cachosos. Imagínate tocar eso en ese concierto.
FO!: La relación de ustedes con el público “subterráneo” era difícil, por decir lo menos.
PB: Era difícil, pero estaba bien. Lo que aquí nos falta justamente es autocrítica. Soy autocrítico en reconocer que politicé demasiado mis textos y mi actitud. Sobre todo en la época con el Negro Acosta, hemos granputeado a todos. A las ONGs les decíamos “tira de ladrones”, a los periodistas “vendidos”, a los del teatro “hijos de puta”, a la izquierda “electorera”. Toda esa gente ha sentido la pegada y 20 años después nos saluda de lejos. En ese sentido, hemos jugado en pared en los 80s con la movida subte. No ha habido contradicción. Éramos anti sistema. Ahora uno ve el balance. Nosotros hemos podido hacer esto, mi único hijo es Cachuca, de Los Mojarras (risas), en cambio los subtes tienen más hijos que la puta madre. ¿Y cuál es el rollo? Que la sociedad se mueve, igual que siempre, al son que marca el imperialismo. Es más: se ha agudizado esa huevada. Podemos hablar de estilos musicales, pero la lucha que se dio en los 80s fue para crear otro mundo.



FO!: ¿Cuál ha sido la peor crítica que te han hecho?
PB: El puta de Diego Trelles en El Comercio dijo que Matute FM estaba bueno, pero que en canciones como “Esteras In The Sun” “ratificamos las huellas decadentes que hemos encontrado en Piero Bustos”. ¡Puta madre! Me rayé.
FO!: ¿Del Pueblo tenía grupos hermanos o afines en esa época?
PB: Individualmente, siempre ha habido músicos que se acercaban a nosotros y algunos llegaron a tocar en el grupo. Por aquí han pasado como 40 músicos. Pero grupos... Generalmente los que querían hacer este tipo de propuesta eran muy malos. Recién ahora que hay Internet he encontrado hermanos musicales. Encontré a un huevas que se llamaba Tite Curet, de Puerto Rico, creador de “Anakaona”, “Periódico De Ayer”. También conseguí Tiempos de Rubén Blades, donde habla de la invasión a Panamá. Luego escucho “El Jibarito”, una canción sobre un pata que se va a vender sus huevadas para llevar la plata a su vieja, no vende ni mierda y queda hasta las huevas. Puta, y esas canciones son antiguazas. Y ahora, con los criollos, escogemos canciones de ese tipo. Hay grandes canciones por descubrir. Y esto es precisamente lo lamentable, que esas cosas las encasillen como lo viejo, a pesar de que resultan vitales para oponernos a la destrucción cultural por parte del imperialismo. Además, tú lees la biografía de todos esos huevones y todos han sido de una manera acosados por el imperialismo. Claro que han podido vivir, pero afuera de sus países. Ésa es la vaina. Yo también tengo que salir. Ya me toca.
FO!: ¿Y a dónde te vas?
PB: A la mierda, creo (risas), aunque todavía no tengo billete. Pero de que me voy a ir, me voy a ir, porque hay contactos y lo único que tengo que hacer es moverme y estar en un sitio cada tiempo. Lo que estoy haciendo ahora es salir solo a provincias.
FO!: ¿A dónde has ido?
PB: A todo el norte, a Huaraz, y es más bacán porque, en realidad, es diferente a tocar con una banda. Eso es de la puta madre, pero tocar solo también lo es. Además, te puedes mover por la noche. Ya no tienes que coordinar con cinco huevones más. Recién lo estoy haciendo, pero lo he debido hacer desde hace tiempo para poder compartir mi música. El otro día me escribió un pata porque vio la página web que hemos hecho (http://delpuebloydelbarrio.tripod.com/index.html) y me insultaba porque decía que sólo tocábamos en el Jirón de la Unión. “Aprendan de Cachuca (risas). Deberían tocar en Huaycán, mierda”. Le mandé al toque un correo, diciéndole que me gustaría que me invite a tocar a Huaycán, a donde fui en 1988, en plena época brava. Nunca me voy a olvidar de los huaynos combativos que cantamos en esa noche. Me contestó que me iba a invitar. El empinchamiento de la gente es porque no tiene contacto con nosotros. Si voy a estar esperando, rascándome las pelotas, a ir con toda mi banda, no voy a poder. Si me dicen para tocar en el cerro El Pino, en el jirón Amazonas o en Comas, bacán. La gente da su calor. El calor popular es lo máximo. De repente no pueden dar de chupar a cinco, pero a uno sí (risas).
FO!: Volvamos al pasado. ¿Llegaron a escenificar “Posesiva De Mí” como una ópera rock?
PB: Claro. Fue una sucesión de imágenes unidas por el hilo conductor de una voz en off. No había una historia lineal, sino que eran las canciones nuestras. Salían los traficantes con sus pases, las putas. Hicimos una torre que reventaba y caía. Éramos como 30 músicos en escena y actores como mierda, todos por amor al arte, pero sólo fueron 50 personas al teatro Segura. Había ido la gente de Caretas, que mitificó el asunto. Escribieron: “la versión senderista de los callejones de Matute”. Nos quisieron cagar, pero en realidad hicieron que todo el mundo se enterara de que existíamos y se comenzó a hablar de la ópera. La hicimos otra vez, pero el máximo esfuerzo fue en el Segura. “Yo No Quiero Estudiar” la canté con uniforme escolar.
FO!: ¿Todavía te quedaba?
PB: Claro. Si era flaco, pues (risas). La huevada fue que ese día salí de mi jato con el uniforme y pagué pasaje escolar (risas).

Primer Divorcio


FO!: ¿Cuál fue el detonante que hizo que botaran a Silva del grupo definitivamente?
PB: Tiene una personalidad demasiado dominante el loco. Tenía una capacidad creativa superior al promedio de nosotros y eso le daba cierta ascendencia, aparte que teníamos nosotros también la culpa por habernos apoyado en él y haberle alentado la imagen de “papá”, porque él era muchas veces el que manejaba la banda. Entonces, cuando empecé a plantear cosas diferentes como, por ejemplo, participar políticamente en la coyuntura, empecé a tener discusiones porque Richard es de izquierda, pero moderado. Eso, sumado a su actitud de querer ser el director, nos llevó a decirle que Delpueblo iba a tener una dirección colectiva. No aceptó y esa fue la primera vez que se fue. Lo volvimos a llamar y volvió. Empezó a hacer otra vez música del grupo afuera. Se le llamó la atención, no aceptó y lo expulsamos. Le dijimos que iba a quedar muy mal parado, porque la unidad que teníamos en el grupo nos dio cierta presencia y salíamos en los periódicos. En El Comercio, Guido Bolaños comentaba sobre el concierto de Richard y decía que se había llevado una ingrata sorpresa porque había dos Delpueblo. “Mientras uno estaba sobre el escenario, otro estaba volanteando abajo” (ríe). Comenzamos a tomar acciones. Por ejemplo, la lucha contra el festival del CICLA (Comisión de Integración Cultural Latinoamericana, 1987) fue la cagada. Conversando con el Negro, vimos qué hacer para cagarlos. Acosta tenía logotipos de la Municipalidad del Rímac, donde estaba trabajando. Compramos sobres y les pusimos el sello de la Municipalidad. En el papel que pusimos dentro, escribimos un manifiesto donde decíamos “los artistas populares del país rechazamos a los miserables que vienen a hacerle el juego al APRA”. Al día siguiente, salió en los periódicos: “amenazan a artistas del CICLA”. Nos cagábamos de risa.
FO!: O sea que ni bien se fue Richard armó Del Pueblo... Del Barrio.
PB: Sí. Se fue con los músicos más monses, pero que justo eran los rockeros.
FO!: Cuando su versión de “Escalera Al Infierno” suena en todas las radios y se convierte en el hit del momento, ¿tú qué sentías? Por lo menos te había reconocido el crédito de compositor del tema, ¿no?
PB: Era lo mínimo.
FO!: ¿Entonces te cayó tu billetón por cuestión de regalías?
PB: Nada, nunca. Por eso, en los 90s, para los recopilatorios del diario La República, donde aparecía el tema, yo he negociado directamente las regalías y me las he agarrado, porque Richard me cagó anteriormente. Nosotros, cuando separamos a Silva, le dijimos hasta ahí no más. Él se fue con tres o cuatro músicos. Nadie habló del nombre ni nada de eso. Ni por angas ni por mangas existía Del Pueblo... Del Barrio. Supuestamente, Richard se había ido solo. Un día, en la segunda zona de Matute, nos encontramos. Los dos íbamos a comprar grifa. Lo saludo y le digo que, por si acaso, nosotros íbamos a sacar un 45 con “Posesiva De Mí” y “Escalera Al Infierno”. Él me decía que estaba trabajando con Canito y otra gente. “Entonces quedamos así: cada uno con sus canciones y no hay problema”. Un acuerdo verbal: cada uno con sus canciones. Tal vez “Posesiva De Mí” la podría haber sacado, pero “Escalera...” no. Luego me doy con la ingrata sorpresa de que el pata había negociado su disco con la CBS, que era una vaina poderosísima. No me habría molestado si es que la canción no hubiera sido mía, pero yo no había dado ninguna autorización, porque estaba sacando en ese momento mi disco con esa canción.
FO!: ¿Cuál versión salió antes: la de ustedes o la de él?
PB: Salió en simultáneo. Parece que después que hablamos, Richard se puso mosca y, sabiendo que yo iba a sacar mi versión de la canción, firma con la CBS. Después de todo esto, hemos conversado y me dijo que él no tuvo la culpa, que el productor, que era Enrique Lynch, escogió “Escalera Al Infierno” como caballito de batalla. Pero bueno, me di con la sorpresa de que la canción empezó a escucharse en todas las radios. Entonces yo con mi disco pirata, autogestionado...
FO!: Mal grabado incluso...
PB: Es que era pirata. Tuvimos la concha de publicar nuestro propio disco. Eso era inimaginable aquí entonces. Cuando lo sacamos, nos dimos cuenta que jamás lo íbamos a poder pasar en los sitios en los que la CBS tenía el monopolio. Fui con mi disco al programa de Randy Calandra, que era uno de los más sintonizados en Studio 92, que era la radio más popular y pasaba la “Escalera Al Infierno” de Richard hasta en la sopa. Fuimos con Alfredo Rossell, de la revista Ave Roq, que fue uno de los que metió billete en el disco y que ha sido mi único manager. Como buen pituco, carajeó a la gente y le dijo a Calandra que sería justo que lo pasara aunque sea una vez. Randy, todo huevonazo, lo pasa. No pasaron ni diez segundos y llamaron de CBS y lo carajearon. Me dijo que lo habíamos metido en un problema y nunca más lo pasaron. Pero la sorpresa fue que Doble 9 la programó. La gente así empezó a escuchar la versión nuestra, que era más rockera, con más teclado. Otro aliado fue Disco Club, en la televisión, con Gerardo Manuel, que hasta hizo una especie de video. Entonces, de cierta manera los cagamos a Del Pueblo... Del Barrio, porque ellos estaban con los “comerciales” y nosotros con los “rockeros”.
FO!: Del Pueblo... Del Barrio sacó otro disco, pero en Europa ¿Cómo así?
PB: Richard, envanecido con su éxito, porque vendió toda su producción, tuvo billete. Aceptó las invitaciones de festivales en Estados Unidos y Europa. Envanecidos con el viaje, con el triunfo, ellos mismos, hasta el mismo Silva, se dedicaron a hacer otras cosas. Fueron a lugares donde había gente que tocaba cosas extrañas, había hippies, y se olvidaron de la huevada de acá. En cambio nosotros, con la posición que teníamos, lo que hacíamos era pasar piola porque si no, nos íbamos a la cana, que yo conocí recién en 1989. Me agarraron cuando estaba en un parque con mi flaca, pero cuando ya estaba por salir 24 horas después, me dicen que tenía que quedarme porque ya había estado en el 78 por las revueltas de los “Secundarios”. Me comí quince días adentro. Mi gente tuvo que sobornar a los rayas.
FO!: Más allá de todo lo que pasó, ¿qué te parece el primer disco de Del Pueblo... Del Barrio?
PB: Es bueno. Tiene buen nivel. Tengo que reconocerlo. Es el disco más conocido afuera.
FO!: ¿Más que el maxi single de ustedes?
PB: Nadie conoce mi música afuera, hermano.

Escalera Al Infierno


FO!: Si Delpueblo era un grupo radical, “maldito” ¿cómo es que una empresa grande como Iempsa les editó su siguiente disco?
PB: Ésa fue una pendejada del enano Franklin Jáuregui. Él es mi hermano, pero siempre le he sacado sus huevadas al aire, porque siempre ha sido un pata que ha jugado para él y le ha dado el 10% de lo que recibía a la movida. Lo loable de él, en todo caso, es que ha dado su onda vivencial a la movida, pero siempre ha usufructuado de ella. Yo le reprocho siempre no haber podido consolidar la escena pudiéndolo hacer. Los contactos que tenía con la Feria del Hogar, por ejemplo. Huevadas importantísimas y claves, como el concurso de rock que hizo en la No Helden, el Condorock. Ha tenido en sus manos las posibilidades de hacer cosas, pero siempre ha tenido que sacar para pagar sus hipotecas, sus necesidades económicas y la ha cagado. Así como Rossell cumplió un papel importante con el 45, porque él lo llevó a Doble 9 y, como era él quien lo traía, lo pasaron, Franklin logró el contacto con Iempsa porque él se maneja en ese entorno. A las finales, cambian al jefe de departamento por el cual habíamos entrado, que era un chibolo, y entra un huevonazo. Franklin dijo que nos habían cagado con eso, pero que el disco salía de todas maneras. Pero redujeron todo el presupuesto del disco. La carátula ni se ve bien.
FO!: Parece una fotocopia.
PB: Sí, pues, la hicieron al champazo. Me acuerdo que un día habíamos ensayado con un piano. Y de repente el sonidista de la banda, que actualmente purga condena en Canto Grande, había llevado un huevo de afiches de la “vaina”. Ése es uno de los afiches que está en la portada del disco, pues. El único motivo para trabajar con Iempsa era que ellos iban a hacer la distribución, que en ese tiempo, a diferencia de ahora, era difícil. Pero sólo lo distribuyeron en unas cuantas tiendas, nada más. Preguntábamos dónde estaban los discos. Nos decían que los habían repartido para promoción. Mentira. Le decíamos a Franklin que peleara. Nos decía que el que había entrado a la empresa era un conchadesumadre. Por eso te digo: siempre que hemos estado en el momento de hacerla, pasaba algo y nos cagábamos.
FO!: La mala fortuna los ha acompañado siempre.
PB: Si, pero yo cagué a Iempsa. Había un amigo que se llamaba Pancho Alcázar, que manejaba billete. Había salido de cana. Le dije para distribuir el disco. Fuimos a pedir que nos dieran algunos en consignación. El gerente se llamaba Soto, me acuerdo. Se vio con Pancho y se abrazaron. ¡Habían sido patas! “¿Qué te ha traído por acá?”. “Mi amigo, que tiene su grupo”. “¡Ah, sí, Delpueblo! Lo estamos promocionando”, dijo el conchadesumadre. Le dijo para sacar discos a consignación. Aceptó, pero sólo si mi pata me avalaba. Le pedimos 100, pero dijo que era mucho. Atracó 50. Los llevamos a la presentación del disco, que fue en la No Helden el mismo día que un partido de fútbol importante, así que fue poca gente. Llevo los discos, los dejo a un costado, volteo después y veo que se han llevado la mitad. Creo que fue el Negro (risas). Me llegó tanto al pincho, que agarré mis 25 discos y me los llevé. Empecé a venderlos solo. Bueno, a mi pata lo meten en cana otra vez. Pasan ocho años y entra una llamada a mi jato. “Soy el nuevo asesor legal de Iempsa. Por favor, acérquese a pagar los 50 discos que se ha llevado” (risas) “No tengo ni un sol”. “Aténganse a las consecuencias”. Llamaron cinco veces amenazando, pero nunca fueron.
FO!: Pero poner un afiche como ése en la carátula también debió haber sido uno de los motivos por los cuales Iempsa ya no quiso distribuir el disco.
PB: Sí, pues. Alguien tiró dedo. La cosa es que cuando estábamos tocando ese día que el pata llevó los afiches, hubo un apagón. Como no había electricidad, terminábamos de tocar haciendo ruido con la boca. Subimos a la azotea y decidimos salir a pegar esos afiches. Los pusimos por todo Matute. Al día siguiente los vecinos decían “conchadesumadre, Sendero ha estado por acá”. No sabían que el Negro Acosta y yo habíamos estado jodiendo (ríe). Ésa era la vaina: joder. En ese aspecto, yo me considero un terrorista musical.

FO!: ¿No te arrepientes de nada?
PB: No. Era la única forma de sacudir a la gente. Aunque te parezca muy pedante, el haber hecho esta práctica político-cultural-bohemia hace que pueda dormir tranquilo. Hace que cada vez que me acueste no tenga un remordimiento de conciencia.
FO!: Pero, en los 90s, en un periódico universitario, salió una entrevista en la que decías que ya no creías en revoluciones.
PB: En la época brava, por 1990, ya tuve también que barajarme. De repente di una declaración en ese sentido para limpiarme, porque la verdad era terrible caminar por la calle y que de repente en una esquina te dijeran “oye, Piero, están cayendo todos, faltas tú”. Los nervios los tenía de punta (risas). Estaba cagado. Los “sapos” iban a Quilca a montones a buscar las conexiones. El nombre del local El Sapo lo puse por eso, para joder a los “sapos”. Allí hacíamos conciertos los lunes a comienzos de los 90s... Me arrepentiría tal vez de no haber canalizado mucho mejor mis desbandes. Por ejemplo el Cienfuegos (trago tipo cañazo, muy popular durante los últimos años del gobierno de Alan García por su bajo precio) nos ha dejado una mierda el organismo. Hay huevadas que están fallando ya. El otro día sentí un dolor en el pecho tres días. Puta, me asusté. No tomé una semana. Me fui a sacar sangre para ver cómo estaba con el colesterol. Toda esa vaina. Ya nos toca. No son huevadas.
FO!: ¿También ha dependido de los amigos que has tenido?
PB: Eso es cierto, pero hay una cosa muy importante. Recién en los 90s me emocioné al saber que aquí en El Agustino había gente que hacía algo similar a lo que he estado haciendo. En ese momento yo estaba muy mal, prácticamente encaletado y a la  expectativa de lo que pasara, y ver que había una música barrio que nacía en este sector me emocionó. Lógico que Cachuca me vino con sus cuentazos. Lo conocí un día que estaba tocando en Apolo, en La Victoria, con Los Músicos (banda formada por Piero, Mino Mele y su esposa), y llegó él y me invitó un par de cervezas. Me tocó una canción, yo toqué otra. Tocamos como cinco cada uno y ya éramos como hermanos. Y me dijo que se iba morir pronto... “No puede ser que te mueras”. “Sí, hermano, me he rodado con mi carro y tengo un cáncer generalizado”. Compadre, yo lloré esa noche (risas). Acababa de encontrar a uno de los mejores músicos y se iba a morir al toque. Hasta ahora no se muere.
FO!: Pero, a pesar de las broncas que puedas tener ahora con él (entre otras cosas, Piero reprocha a Cachuca haberse llevado al guitarrista Quito de Del Pueblo Y Del Barrio), ¿te pareció que tenía talento?
PB: Mira, lo que puede ser la simpatía existe. Es algo que no he sentido con Leuzemia o con Narcosis. Reconocí en él al espíritu mestizo, al nuevo habitante de la ciudad. Puta, La Sarita es el aspecto light de este asunto. Que dicen cosas importantes, las dicen, pero un músico lumpen, como él, al estar en un escenario, te dice de todo tocando. Como Miles Davis, que era un musicazo recontra lumpen.
FO!: ¿Es cierto que “Paolo” sonó fuerte en provincias? Nos parece que era el que sonaba más moderno de todos los de ese primer disco. Medio new wave.
PB: ¿Les parece? Escuchaba un culo de new wave, pero fue básicamente Toño Lértora, el tecladista, que era mi brazo derecho, quien puso mucho en ese disco. Él le daba el toque actual. Nos vacilábamos escuchando a Tears For Fears, por ejemplo.

Detenido Y Desaparecido


FO!: Después de ese disco, tenemos entendido que tenían previsto sacar otro con canciones como “La Rebelión Se Justifica”, “Talara 549”, “Coche Bomba” y otras que ya habían grabado. ¿Qué pasó? ¿Verdad que no salió por el contenido de las letras?
PB: Eso lo grabamos en un buen estudio y cada vez que el técnico nos grababa nos decía: “¿cómo van a cantar eso, conchadesumadres?”. Y nosotros: “¡graba nomás, mierda!”. Se palteaba por las letras, porque ha habido médicos que han ido a cana por ayudar a heridos. Esos huevones tenían miedo de que por grabar esas canciones les pasara lo mismo. Ahorita suena a chiste. Podemos grabar 20 canciones iguales y no pasa nada. Pero en esa época era así. El asunto era que “Coche Bomba” para mí no es panfletaria, pero para mucha gente sí. Conocí a un poeta que se llamaba Jobaldo, que en el Parque Universitario leía sus textos. Leyendo noticias sobre la debelación del motín de 1986 le sacaron la conchadesumadre y murió. Ese día me empinché e hice esa canción. La he cantado en la cana para los presos y, en vez de recibir una ovación, me han bombardeado con preguntas. “¿Por qué dice que ‘con romántica locura se enfrentaron’? ¿Acaso nosotros somos románticos?” Para mí sí es romántico luchar por un ideal. Eran parte de los marginados de la sociedad. En ellos está el gen de una nueva visión. Por eso, mucha gente me vio en el último mitin de los Humala en la Plaza Manco Cápac, que queda a tres cuadras de mi casa.
FO!: ¿Habías ido al mitin o a buscar putas? (risas)
PB: No, sino que Antauro Humala me había contactado medio año antes. Me dijeron que me quería conocer. Fui y le ofrecí un disco para que me lo compre. Me preguntó si estaba allí “Gregorio”, “Flor De Otoño”. Le pregunté si conocía esas canciones. “Claro, pues. Si nosotros hemos crecido de cadetes con tu música”, me dijo, y me regaló su libro. Me lo dedicó: “Para Piero Bustos, con su canto nacionalista”. Ya después lo venderé (risas). Voy al mitin y viene una gente rabiosa que me dice cómo puedo apoyar a ese fascista. “Momento, compadre, yo soy como Pocho Rospigliosi: dónde se hace deporte allí está Ovación”. Si se trata de joder, voy a joder. Se cagaron de risa. Yo cubro toda esa huevada que pasa en la calle.
FO!: ¿Cómo se iba a llamar el disco en el que iban a salir esas canciones?
PB: Todas esas canciones recién las voy a sacar ahora, en el cuarto de los cuatro discos que pienso editar. La carátula va a ser un brazo con un sello de esos que te ponen en la cana. Ése voy a sacarlo al último, luego de que lea gente diga “qué buenas canciones tiene éste”.
FO!: En el cassette Antología, un lado, el de las canciones antiguas, era la “Etapa Roja”. El otro, de las nuevas, la “Etapa Azul”, mismo Picasso. ¿Querían desprenderse del pasado?
PB: No. Fue solo un juego de palabras que yo planteé para contrastar el lado “A” del lado “B” (risas).
FO!: Los temas de Antología están muy bien grabados. ¿Mejoraron las condiciones en las que operaba el grupo para hacer ese tipo de grabación? Porque en esa época toda la movida andaba en medio de una gran precariedad.
PB: ¿Les parecía bacán?
FO!: Claro, sobre todo el lado “azul”: “Esteras En El Sol”, “Loco Y Calato”, “La Fuga Del Chacal”.
PB: Ésa era la época en la que yo estaba más alcohólico que la conchadesumadre y, efectivamente, me costó mucho poder grabar esas canciones. Con Cachuca grabamos “Esteras En El Sol” porque lo invité. La grabación con él la sacamos por canje. Igual yo seguía chupando y los amigos del grupo me decían que dejara de hacerlo mientras grabábamos. Por ejemplo, “Cholita Linda” es una canción que repudio totalmente.
FO!: ¿Por qué?
PB: Porque no podía cantar. Antes y después de la grabación tomamos increíbles cantidades de cerveza. El tipo que nos grabó ese cassette fue también un conchadesumadre. Nos pagó toda la grabación. Era un pata que tenía buena chamba, pero había sido tan pobre como nosotros, había sido de Comas el loco. Nos decía “yo soy como ustedes, muchachos” y ponía más trago. Lo cagamos tanto al loco que un día lunes faltó a su chamba y casi lo botan. El loco nos llenaba de putas, de toda la cosa. Un loco increíble. Un mafioso también, porque no sé de dónde salía ese billete y no se lo pregunté...

El Reencuentro


FO!: ¿Cómo es que, en 1995, después de tanta bronca, de tanto raje, vuelves a juntarte con Silva?
PB: Justamente el cerco que había en torno a mí por mi posición política, por mi práctica social, hacía que muchas experiencias mías -y también de otros, como Voz Propia, Leuzemia y otros grupos- dejen de actuar. Entonces hay un período en el cual me dedico al activismo, como con el Condorock, con las tocadas en El Sapo. Entonces veo que de repente hay un momento en el cual había condiciones para la reunificación. Me propongo romper el cerco y la única forma de hacerlo era juntarme con Richard, pero eso se dio de una forma muy especial. Fui a la casa del tecladista Toño y le dije para hacer música de nuevo, pero me dijo que necesitábamos a un verdadero quenista, como Richard Silva. “Puta madre”, dije. Sí, pues, porque no hay nada mejor que tocar con alguien que tenga esas condiciones, que toque como la conchadesumadre. Bajo a Matute y el que vende grifa me dice “Oye, compadre, acaba de venir Richard a comprar grifa. Está acá en Lima”. Me puse mosca y lo fui a buscar, y le digo “Silva, volvamos a juntarnos para que la gente vea a la matriz original del grupo”. El huevón atracó, pero al principio estaba recontra desconfiado. De ahí nomás le saqué “Manco Inca No Mancó” y “Flecheros Del Sol”.
FO!: Pero hubo gente vinculada al grupo que no estuvo de acuerdo con esto.
PB: Mira, Richard Silva, finalmente, es uno de los pocos arreglistas, aparte de Toño Lértora, que cree en mí. El Negro Acosta es un activista que cree en mí.
FO!: ¿Activista y no arreglista? Pero él siempre destaca su sapiencia en lo que es música.
PB: En una época sí. Pero no es arreglista. Es compositor (por los parlantes del bar de El Agustino que nos cobija suena “Amada Tormenta”, del disco Manco Inca No Mancó). Ese tema... Todo el mundo improvisaba haciendo la estructura musical, bien vistosos. Como yo no punteo, agarré y saqué una guitarra de juguete. Los cagué. Metí un sonido como de la alarma de los carros.
FO!: ¿Qué te llevaba a calatearte en varios conciertos durante los 90s? ¿Querías asustar a la gente?
PB: En los 90s ver a un cholo calato y gordo era mi forma de reaccionar ante la “estética” y creo que logré algo con eso.
FO!: ¿Cuál de todas tus grabaciones es la que más satisfecho te ha dejado?
PB: Francamente no me siento satisfecho con ninguna, porque siempre se han hecho en medio de muchos altibajos. Pasó con Manco Inca No Mancó e inclusive con los anteriores discos. Matute FM quizás sí me dejó un poco satisfecho porque fue mi idea. Tiene poemas de Dalmacia Ruiz Rosas y de Roger Santibáñez. Es un homenaje a nuestra generación, pero nadie lo ha visto así. Muchos se han picado. Matute FM es una radio imaginaria donde ponemos lo que queríamos. Con ese “programa de radio” pensaba que podía combatir, porque la televisión y la prensa eran medios que informaban. Pero en ese año, el 2000, la radio FM era el medio más reaccionario. Saqué esa vaina, pero se lo pasaron por los huevos. Dio un poco de pelea, pero ahí nomás quedó.
FO!: Es un disco muy bueno, pero el concepto de que se trata de una radio desaparece con esos silencios que hay entre las canciones, entre las locuciones y spots.
PB: Hay muchas fallas también.
FO!: ¿Cuál es el criterio con el cual han agrupado los temas en cada uno de los discos de Música E Historia?
PB: Mira, yo he pirateado mi disco (risas, saca una copia). Te lo vendo a diez mangos... Este disco es para que la gente tenga estos temas ya sin el sonido de la “cancha” de los vinilos. No está todo, falta un culo. No está “Paolo”, por ejemplo.
FO!: Ésa es una gran omisión ¿Por qué no la pusieron?
PB: En realidad, el billete lo puso Richard.
FO!: Aquí dice que uno de los discos es instrumental. ¿Tantos temas instrumentales tienen?
PB: Puta, en el nuevo disco que va a salir en julio he puesto dos instrumentales, porque a veces no tengo nada que decir, pues.
FO!: ¿Y hay algo en estos dos discos que no encontremos en todos los demás?
PB: Claro. La versión de “Posesiva De Mí” que está allí no es la que grabé yo o la que grabó Richard. Es de 1982, cuando nos juntó un pata que grabó un disco de folklor latinoamericano. Allí hay gente que ya no existe. Es una grabación recontra caleta.
FO!: ¿Cómo describirías el presente que estás viviendo, como persona, como músico?
PB: En estos momentos hay una indecisión política que se refleja en la absoluta impunidad y el desgobierno...
FO!: Pero, espera: tú participaste en actividades a favor de Toledo y seguro que votaste por él.
PB: Era una votación que teníamos que asumir para precisamente evitar que la mafia siguiera jodiendo. Mira: el rock es un instrumento crítico. La forma está dada, pero el contenido es lo que más me importa a mí. Y todos los grupos que conozco que tienen algo que decir están ahí. En ese sentido, yo no estoy apostando directamente por el rock, porque sé que en alguna parte me voy a encontrar con él, porque el rock es contestatario. Lo que quiero que sepan es que el folklor en cierta manera es contestatario en muchas de sus variantes, y lo que estoy haciendo ahora con la gente del vals es joder, sacar de su modorra a varios huevones. Entonces estamos trabajando por una verdadera música nacional que nos represente como una nación combativa y mestiza. Y listo: ahí estamos. Las variantes están ahí. Revistas como la de ustedes, los conversatorios, las opiniones, no son realmente trascendentes si no podemos ver que el verdadero problema del Perú y de Latinoamérica es de reivindicarse híbridamente mestiza. ¡Y ahora paguen la salchipapa!
FO!: (Risas) ¡Y sigamos chupando!




Juicios E Influencias


FO!: Qué escuchabas antes de formar Delpueblo?
PB: En 1974, más o menos, yo tenía una especie de locura. Como no quería ir a ningún sitio, me escondía. Tenía mi radio a pilas que me acompañaba todas esas horas. Había un programa, El Show De Los Beatles. Era increíble. Cada canción que escuchaba notaba que eran obras. Me iba al teatro Arequipa y me zampaba para ver al grupo Amigos, que tocaba canciones de los Beatles. Me compré como ocho discos de ellos. Años más tarde, puedo decir que he sido seguidor de McCartney antes que de Lennon, por su maestría al enlazar las melodías, por hacer dentro de una canción diferentes paisajes musicales. En mis canciones, si puedo, hago variaciones. “Escalera Al Infierno” se llama así porque todos éramos hincha de Led Zeppelin, que tenía “Starway To Heaven” (“escalera al cielo”). Quise hacer una canción basándome en los acordes de esta otra para explorar el infierno. Es un homenaje a ese grupo. Reconozco que la radio preparó una de mis bases musicales. Pero también sentía el romanticismo de las baladas de esa época, como “Lisa De Los Ojos Azules” de Nicola Di Bari. Todo eso hizo que tuviera cosas antes de llegar a Delpueblo. “Escalera...” es de 1978. “Señora” también. Esas canciones luego las recrea Richard, que aporta la onda andina.
FO!: ¿Y te decía algo el rock peruano en esa época?
PB: No. Eso es algo muy importante que yo le reprocho a la generación del 60, porque cuando ellos mueren supuestamente por el gobierno militar, etc, se callaron, se metieron a hacer otra huevada, se encaletaron. En cambio, todos los 80s la gente ha estado cantando, con desaparecidos y todo, y se ha mantenido la presencia. Se ha marcado un documento continuo. Vienen los 90s, se sigue haciendo música, programas en la radio o conciertos; estás aquí y allá. Viene la agresión del Estado al cerrar los programas de rock (de Radio Nacional, donde Piero tenía un espacio) y sale una base del pueblo a pitear, y estoy seguro que si en los 60s o 70s hubiese habido un líder que tomara la responsabilidad de canalizar la protesta, se hubiera hecho algo. Lo lamentable es que no lo hicieron. Entonces, cuando uno empezó a hacer música, esos huevones hace diez años no hacían nada. Eran para nosotros desconocidos. De esa época no había nada y eso fue beneficioso, porque al no tener nada puedes hacer todo sin ningún tipo de influencias.
FO!: ¿Has estudiado música?
PB: Jamás. He querido estudiar. Entré a la academia de Manolo Ávalos, que era la más famosa. Él ya murió. El pata dibujó el pentagrama y  me dijo que lo leyera. Yo estaba en cero y me gritó (risas). Me sentí recontra mal. Yo toco de oído nomás. Es por eso también que uno recurre al trabajo colectivo. Cuando hicimos la primera versión de Delpueblo, yo ponía las ideas y Richard Silva las materializaba. Se desarmó esa sociedad y mi brazo derecho fue Toño Lértora. Todo lo que yo quería el loco lo interpretaba. Es un placer hacer música con ese pata. Ahora está en Estados Unidos. Lo primitivo que uno tiene como sentimiento necesariamente requiere de un soporte técnico según la audacia musical que uno plantee. Para eso, como para cualquier cosa, necesitas un especialista. Ésa es la forma de trabajar de un músico popular. Es mentira que uno sea un genio que se hace toda una sinfonía. No. Tú lanzas tu voz y el grupo la recrea y ejecuta.
FO!: ¿El Polen, por ser el primer grupo de fusión,  significaba algo para ti?
PB: A Raúl Pereyra (vocalista de El Polen) lo encontré recién en 1990, en Barranco, coqueado y hasta las huevas y bien maldito, insultando. Él estaba con una guitarra. Yo estaba también un poco zampado, así que no me chupé y toqué un par de canciones y el huevón abrió los ojos. Él había hecho música con Silva. Habían tenido un romance musical el 86, creo. De esa relación es que Del Pueblo... Del Barrio asume “Orgullo Aymara” como una versión del tema de Pereyra. Yo a toda la gente que tocaba con Richard la tildaba de oportunista, de querer subirse al coche. Cuando hablé con él, le canté dos temas. Me dijo que él pensaba que Richard había hecho esas canciones y me dio la mano. Cuando Raúl está con los diablos es un Cachuca (risas), un conchadesumadre, pero las veces que he tenido la oportunidad de hablar con él el me ha contado la historia del rock peruano, porque él ha estado allí. Él ha visto todo, desde el primer hueco que hubo, y tú sabes que un borracho te cuenta las cosas bien. Al siguiente borracho que deben entrevistar es a Pereyra (risas).


Apología De Lo Lumpen


FO!: ¿En los 80s no se sentían cercanos a propuestas como la de TV Color, que se autodenominaban “urbanas”?
PB: Nosotros nos burlamos de TV Color. Hacían una lírica demasiado ligera. Musicalmente trataban de hacer sus cositas, pero su música no era de barrio. Nuestra actitud era de barrio: tocar, chupar nuestros tragos. La vaina es ser auténtico, ser como tú eres. Hay gente que no chupa, que no hace esa vaina y hace una presentación impecable, pero para la música de Delpueblo la cultura cannabis (risas) es muy esencial. Por ejemplo, en estos últimos ensayos, todos los que entran al grupo llevan su grifa, de distintos tipos. Hacen música, soplan, y eso puede ser lo que nos emparenta con la cultura rasta, aunque no hagamos ni mierda de reggae. Ahora, claro, (habla mirando a la grabadora) ellos fuman, yo no. Yo les vendo (risas). La vaina es que yo me tomo mis tragos y sale la onda, la música que está en el ambiente, la pendejada. A mí siempre me ha apasionado, más que las influencias musicales, la vida lumpen, esos personajes que transitan por la calle. Por ejemplo, en la última producción faltaba un lumpen y yo lo conseguí: un cajonero maldito, un pata al que le tengo que dar un lompa, una luca diaria, pero que es increíble. Entonces son los bajos fondos,  la gente sin un norte la que ha llenado mi inspiración. Tal vez en estos cuatro discos que quiero sacar van a salir más personajes de estos.
FO!: ¿Crees que has logrado reflejar fielmente todo ese ambiente, y también lo que es ser lumpen, en tus canciones?
PB: No, creo que todavía tengo una deuda. Por eso tengo ese proyecto de los cuatro discos. Uno de ellos se llamará En Perfecto Estado de Ebriedad. Otro se llamará Siete Canciones Sobre La Realidad Peruana, otro que se llamará Cultura Quilca y el cuarto Sello De Clase.
FO!: En realidad no conocemos a muchos músicos de aquí que traten de acercarse a esa temática. ¿A quién más conoces?
PB: Está “El Anormal” Domínguez, a quien estoy ayudando a hacer música. El pata apenas se puede parar, porque es pepero, pero me cago de risa con sus letras. Lo ayudo. Entonces, mi huevada ahorita es ver de qué manera puedo sacar todos esos conchos que dan como para esos cuatro discos, además del nuevo disco y el libro biográfico de Delpueblo, además de ayudar a los otros locos que andan por Lima, a los músicos cantautores.
FO!: ¿Y tú también entras en la categoría de músico lumpen?
PB: Creo que sí. Más por las cosas que nos pasan a todos. Me acuerdo que en algún concierto de Del Pueblo Y Del Barrio me he ganado 200 soles. Me fui donde las putas y me cuadraban. Pero me he dado el gusto de cantar “Puta De Lima”. El personaje marginal, desvalido, que no tiene nada que ganar ni perder, es mi opción creativa. Yo quise organizar un movimiento de músicos en Matute, pero no lo logré. Mi realización la encontré acá en El Agustino, porque comprendí desde el primer momento que había un movimiento de música, una mancha. En Jesús María hubo algo parecido hace años, en los 70s, con “Kiri” Escobar y sus rollos; en Breña también. Había ciertamente una necesidad generacional  para expresarse. Armaban sus festivales. Pero en El Agustino me sentí como pez en el agua y hasta cierto punto me aupé bajo el ala de ellos, si bien nunca dejé de reconocer que había una mala dirección. Cachuca ha sido un asesino de mierda. Y a mí me ha cagado totalmente.


A La Kloaka


FO!: ¿Cuánto marcó el contacto que tuvieron con Kloaka, con  los grupos culturales y de poetas de esa época?
PB: Mucho, porque yo era un burro en el sentido de lo que era leer un libro. Yo estaba con Dalmacia Ruiz Rosas (poetisa). Ella venía muy mal de su relación con Roger Santibáñez (poeta) y tuvimos un romance, antes inclusive de la ópera rock. Kloaka propugnaba “las zonas liberadas del erotismo”. Yo aluciné al toque: “todos dan, todos reciben”. Compartíamos con las flacas ese “trencito erótico”, pero luego me di cuenta que era la misma huevada, porque por esa relación mía con Dalmacia, Roger se alejó de mí un culo de tiempo. Con él tenemos ahora una complicidad por haber trabajado un colectivo. Siempre que iba a mi casa le decía que él hacía música con sus palabras, le compraba grifa y nos poníamos a conversar. También bajaban varios más. Todos iban a cursear sus tronchos. Cuando me encuentro con Dalmacia, lo que hace ella es culturizar mi espíritu salvaje. Entro a su cuarto y veo que tiene una biblioteca bien grande. Su papá es pintor, su mamá actriz y todo el ambiente de la cultura se filtraba. Me daba libros. Había algunos que no entendía un pincho, como el Ulises de Joyce, pero Retrato De Un País Adolescente (de Luis Alberto Sánchez) lo leí bien. Empecé a leer a Henry Miller, a Jack Kerouac, a los beatniks.
FO!: ¿En qué momento es que se juntaron con Kloaka?
PB: Nos encontramos como se encuentra cada generación, y eso es lo que a los subtes siempre les rayaba un poco, porque ellos eran antipoetas. Los veían decadentes. Pero la poesía de Kloaka es lo máximo. De allí viene también la bronca con Oscar Malca, el que ahora es editor de Somos, porque Dalmacia lo cacheteó un día y lo botó de una reunión. “Tú no eres ni mierda, ignorante de mierda”, le dijo, y lo botó, porque simplemente era un ayayero de Roger. Siempre paraba con él en San Marcos. Malca era alumno libre allí, porque él, al igual que yo, nunca terminó de estudiar secundaria. Paraba atrás de Roger, y Dalmacia, que estaba con él en esa época, lo botó. De ahí viene la bronca. Aunque no lo crean, no hay nada de principios sino que es una huevada personal. El huevón, al no encontrar eco en ese mundo se va, hace su vaina y listo. Maleteaba y criticaba a otra gente.
FO!: Pero ustedes también tienen esa bronca con muchas otras personas.
PB: En el otro bando también caben perfectamente Daniel F y Pedro Cornejo, como patas de Malca, y Edwin Zcuela, del grupo Zcuela Crrada, porque además nosotros éramos muy cerrados. Lo que pasa es que lo que se jugaba en ese momento era ver quién se alzaba con la bandera de la contracultura oficial.
FO!: ¡¿“La contracultura oficial”?! ¡Eso suena recontra contradictorio!
PB: Los dos grupos querían eso. La complicidad y la química que tenía con Santibáñez y con Dalmacia, hacen que yo, más que Silva o Acosta, me adhiera a su práctica social. En cambio, leía los documentos que se lanzaban desde Macho Cabrío (fanzine de los 80s) y me parecían recontra teóricos. Lo que yo quería hacer era lo que estaba haciendo con ella: salir a la esquina, volantear, joder, hacer activismo sin mucho rollo. La diferencia fue que optamos por apoyar la lucha armada. Pensamos que si esta huevada ya está cayéndose, que se caiga de una vez. Aventemos nuestras bombas culturales para que se caiga todo, para construir después de destruir. En Macho Cabrío al toque dijeron que éramos fanáticos, dementes. Nosotros les decíamos “reaccionarios”. Años después hubo una cacería de brujas lanzada desde Somos, que consistía en acusarnos a todos de pro senderistas, tratando de vincularnos al proyecto cultural de ellos, cuando, al igual que mucha gente, habíamos tenido contacto con ellos pero nunca habíamos estado inscritos en su aparato cultural porque, en primer lugar, con Sendero también se daban discusiones bravas sobre la homosexualidad y el problema de las drogas. Ellos allí no atracaban y nosotros tampoco.

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barbarismos

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El Comité empezó a ser acosado por la policía. Hipólito Salazar, que había fundado la Federación Indígena Obrera Regional Peruana, fue deportado. Urviola enfermó de tuberculosis y falleció el 27 de enero de 1925. Cuando enterraron a Urviola varios dirigentes de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo no pudieron asistir a su velatorio en el local de la Federación de Choferes, en la calle Sandia. El sepelio fue multitudinario. Los ejércitos particulares de los hacendados se dedicaron a quemar las escuelas que el Comité había abierto en diversos puntos del interior del Perú y persiguieron también a sus alumnos y profesores. Antes de la sublevación de Huancané de 1923, fusilaron a tres campesinos de Wilakunka solo porque asistían a una de estas escuelas. El año siguiente, durante una inspección que realizó a las comunidades de Huancané, el Obispo de Puno, Monseñor Cossío, constató la acción vandálica de los terratenientes que habían incendiado más de sesenta locales escolares. No contentos con quemar las escuelas que organizaba el Comité y asesinar a sus profesores o alumnos, los gamonales presionaron a las autoridades locales para que apresen a los delegados indígenas y repriman a los campesinos que los apoyaban. Entre 1921 y 1922, diversos prefectos y subprefectos perpetraron crímenes y atropellos. Hubo casos donde fueron los mismos gamonales los que se encargaron de asesinar a los delegados de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo. Domingo Huarca, delegado de los comuneros de Tocroyoc, departamento del Cusco, quien había estado en Lima tramitando memoriales, fue brutalmente asesinado. Los gamonales primero lo maltrataron, después le sacaron los ojos y finalmente lo colgaron de la torre de una iglesia. Vicente Tinta Ccoa, del subcomité de Macusani, en Puno, que fue asesinado por los gamonales del lugar. En agosto de 1927, la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo dejó de funcionar luego que, mediante una resolución suprema, el gobierno de Leguía prohibió su funcionamiento en todo el país. Gran parte de la promoción de líderes indígenas que se forjó con la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo engrosó los nuevos movimientos sociales que iban a desembocar en la formación del Partido Comunista y el Partido Aprista. Fueron los casos de Ezequiel Urviola, Hipólito Salazar y Eduardo Quispe y Quispe, que fueron atraídos por la prédica socialista de José Carlos Mariátegui; o de Juan Hipólito Pévez y Demetrio Sandoval, que se acercaron a Víctor Raúl Haya de la Torre y el Partido Aprista. En 1931, después del derrocamiento de Leguía y la muerte de Mariátegui, el Partido Socialista, convertido en Partido Comunista, lanzó la candidatura del indígena Eduardo Quispe y Quispe a la Presidencia de la República. HÉCTOR BÉJAR.

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realismo capitalista peruano, ¡ja, ja!

rojo 2

es más fácil imaginarse el fin del mundo que el fin del capitalismo

En tercer lugar, un dato: una generación entera nació después de la caída del Muro de Berlín. En las décadas de 1960 y 1970, el capitalismo enfrentaba el problema de cómo contener y absorber las energías externas. El problema que posee ahora es exactamente el opuesto: habiendo incorporado cualquier cosa externa de manera en extremo exitosa, ¿puede todavía funcionar sin algo ajeno que colonizar y de lo que apropiarse? Para la mayor parte de quienes tienen menos de veinte años en Europa o los Estados Unidos, la inexistencia de alternativas al capitalismo ya ni siquiera es un problema. El capitalismo ocupa sin fisuras el horizonte de lo pensable. Jameson acostumbraba a detallar con horror la forma en que el capitalismo penetraba en cada poro del inconsciente; en la actualidad, el hecho de que el capitalismo haya colonizado la vida onírica de la población se da por sentado con tanta fuerza que ni merece comentario. Sería peligroso y poco conducente, sin embargo, imaginar el pasado inmediato como un estado edénico rico en potencial político, y por lo mismo resulta necesario recordar el rol que desempeñó la mercantilización en la producción de cultura a lo largo del siglo XX. El viejo duelo entre el détournement y la recuperación, entre la subversión y la captura, parece haberse agotado. Ahora estamos frente a otro proceso que ya no tiene que ver con la incorporación de materiales que previamente parecían tener potencial subversivo, sino con su precorporación, a través del modelado preventivo de los deseos, las aspiraciones y las esperanzas por parte de la cultura capitalista. Solo hay que observar el establecimiento de zonas culturales «alternativas» o «independientes» que repiten interminablemente los más viejos gestos de rebelión y confrontación con el entusiasmo de una primera vez. «Alternativo», «independiente» yotros conceptos similares no designan nada externo a la cultura mainstream; más bien, se trata de estilos, y de hecho de estilos dominantes, al interior del mainstream.
Nadie encarnó y lidió con este punto muerto como Kurt Cobain y Nirvana. En su lasitud espantosa y su furia sin objeto, Cobain parecía dar voz a la depresión colectiva de la generación que había llegado después del fin de la historia, cuyos movimientos ya estaban todos anticipados, rastreados, vendidos y comprados de antemano. Cobain sabía que él no era nada más que una pieza adicional en el espectáculo, que nada le va mejor a MTV que una protesta contra MTV, que su impulso era un cliché previamente guionado y que darse cuenta de todo esto incluso era un cliché. El impasse que lo dejó paralizado es precisamente el que había descripto Jameson: como ocurre con la cultura posmoderna en general, Cobain se encontró con que «los productores de la cultura solo pueden dirigirse ya al pasado: la imitación de estilos muertos, el discurso a través de las máscaras y las voces almacenadas en el museo imaginario de una cultura que es hoy global». En estas condiciones incluso el éxito es una forma del fracaso desde el momento en que tener éxito solo significa convertirse en la nueva presa que el sistema quiere devorar. Pero la angustia fuertemente existencial de Nirvana y Cobain, sin embargo, corresponde a un momento anterior al nuestro y lo que vino después de ellos no fue otra cosa que un rock pastiche que, ya libre de esa angustia, reproduce las formas del pasado sin ansia alguna.
La muerte de Cobain confirmó la derrota y la incorporación final de las ambiciones utópicas y prometeicas del rock en la cultura capitalista. Cuando murió, el rock ya estaba comenzando a ser eclipsado por el hiphop, cuyo éxito global presupone la lógica de la precorporación a la que me he referido antes. En buena parte del hip hop, cualquier esperanza «ingenua» en que la cultura joven pueda cambiar algo fue sustituida hace tiempo por una aceptación dura de la versión más brutalmente reduccionista de la «realidad». «En el hip hop», escribió SimonReynolds en su ensayo de 1996 para The Wire :
«Lo real» tiene dos significados. En primer lugar, hace referencia a la música auténtica que no se deja limitar por los intereses creados y se niega a cambiar o suavizar su mensaje para venderse a la industria musical. Pero «real» también es aquella música que refleja una «realidad» constituida por la inestabilidad económica del capitalismo tardío, el racismo institucionalizado, la creciente vigilancia y el acoso sobre la juventud de parte de la policía. «Lo real» es la muerte de lo social: es lo que ocurre con las corporaciones que, al aumentar sus márgenes de ganancia, en lugar de aumentar los sueldos o los beneficios sociales de sus empleados responden […] reduciendo su personal, sacándose de encima una parte importante de la fuerza de trabajo para crear un inestable ejército de empleados freelance y demedio tiempo, sin los beneficios de la seguridad social.


MARK FISHER.

perú post indie

Haz el ejercicio de pasear una tarde por la plaza del Cuzco, siéntate a la vera de su fuente y distinguirás entre cuzqueños, entre las decenas de argentinos hippies (muchos realmente insoportables), unos cuantos chilenos y de esa pléyade de "gringos" -que vienen dispuestos a ser estafados, bricheados, etc-, a unos curiosos especímenes: los limeños.
Contrariamente a lo que creemos los hijos de esta tierra, lo primero que nos delatará será nuestro "acento". Sí, querido limeño, tenemos acento, un acentazo como doliente, como que rogamos por algo y las mujeres, muchas, además un extraño alargamiento de la sílaba final. Pero lo que realmente suele llamarme la atención es la manera como nos vestimos para ir al Cuzco, porque, el Cuzco es una ciudad, no el campo. Tiene universidades, empresas, negocios, etc. Siin embargo, casi como esos gringos que para venir a Sudamérica vienen disfrazados de Indiana Jones o su variante millenial, nosotros nos vestimos como si fuésemos a escalar el Himalaya. Ya, es verdad que el frío cuzqueño puede ser más intenso que el de la Costa -aunque este invierno me esté haciendo dudarlo- pero echa un vistazo a todo tu outfit: la casaca Northfake, abajo otra chaquetilla de polar o algo así de una marca similar, las botas de montañista, tus medias ochenteras cual escarpines, todo...
Y es que esa es la forma como imaginamos la Sierra: rural, el campo, las montañas, aunque en el fondo no nos movamos de un par de discotecas cusqueñas. Es decir, bien podrías haber venido vestido como en Lima con algo más de abrigo y ya; pero no, ir al Cuzco, a la sierra en general es asistir a un pedazo de nuestra imaginación geográfica que poco tiene que ver con nuestros hábitos usuales del vestido, del comportamiento, etc. Jamás vi en Lima a nadie tomarse una foto con una "niña andina" como lo vi en Cuzco y no ha sido porque no haya niños dispuestos a recibir one dollar por una foto en Lima, pero es que en Cuzquito (cada vez que escucho eso de "Cuzquito" me suda la espalda) es más cute. Ahora, sólo para que calcules la violencia de este acto, ¿te imaginas que alguien del Cuzco -Ayacucho, Huancavelica, Cajamarca o hasta de Chimbote- viniese y te pidiera tomarse una foto con tu hijita, tu sobrino, o lo que sea en Larcomar para subirlo a Instagram o al Facebook? ¿Hardcore, no?


FRED ROHNER
Historia Secreta del Perú 2

as it is when it was

sonido es sonido

sonido es sonido

pura miel

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RETROMANÍA

"...Pero los 2000 fueron también la década del reciclado rampante: géneros del pasado revividos y renovados, material sonoro vintage reprocesado y recombinado. Con demasiada frecuencia podía detectarse en las nuevas bandas de jóvenes, bajo la piel tirante y las mejillas rosadas, la carne gris y floja de las viejas ideas... Pero donde lo retro verdaderamente reina como sensibilidad dominante y paradigma creativo es en la tierra de lo hipster, el equivalente pop de la alta cultura. Las mismas personas que uno esperaría que produzcan (en tanto artistas) o defiendan (en tanto consumidores) lo no convencional y lo innovador: ese es justamente el grupo más adicto al pasado. En términos demográficos, es exactamente la misma clase social de avanzada, pero en vez de ser pioneros e innovadores han cambiado de rol y ahora son curadores y archivistas. La vanguardia devino en retaguardia." SIMON REYNOLDS Retromanía

kpunk

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las cosas como son II

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